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The World We Share: conoce a Saico, de Senegal

The World We Share: conoce a Saico, de Senegal

May 8, 2024 6 min read

Cuando Saico tenía cuatro años, su madre tuvo que dejarlo atrás en Guinea-Bisáu para lidiar con una situación familiar en Senegal. Dos años después, volvió a por él y su hermano.

Fue difícil para la familia adaptarse a su nuevo país, donde no hablaban el idioma ni entendían el sistema. Fue un amigo de la familia quien, después de notar que Saico no salía de casa, le dio un nombre senegalés, Cheikhou, y lo matriculó en una escuela local.

Cuando Saico se había acostumbrado a vivir en Senegal, su madre tuvo que regresar a Guinea-Bisáu. Para no dejar sus estudios, Saico tuvo que separarse de su madre una vez más.

“Tuve que vivir con gente desconocida, que era horrible porque eran grandes familias donde tenías que defenderte”, dijo Saico.

Se quedó con una familia durante un par de años, pero tuvo que encontrar un nuevo lugar para vivir después de que el padre, el cabeza de familia, falleciera. Esta tragedia dejó a Saico sin opciones. Si no lograba encontrar un lugar para vivir en Senegal, tendría que abandonar la escuela como su madre había temido.

Pero el karma acudió en ayuda de Saico.

Saico vivió con la familia de su amigo hasta el año 2000. Ese año, su padre biológico vino a buscarlo. No lo había visto desde la infancia. Se ofreció a traer a Saico a España, donde vivía con su nueva mujer.

“Estuve allí un año, pero todo se complicó. Él no me conocía y yo no le conocía a él. No nos llevábamos bien, así que me deportó a África. Estuve allí seis años hasta que pude volver”, dijo Saico.

Aunque a Saico le había dolido la experiencia de vivir con su padre, sabía que tenía que seguir adelante. Ahora, ya en Senegal, aceptó el hecho de que nunca volvería a Europa. Se puso a trabajar, aprendió a hacer arte decorativo para vender y se matriculó en la escuela de programación.

Años más tarde, cuando Saico ya se ganaba la vida arreglando ordenadores, su madre y su padrastro se ofrecieron a costearle su visado europeo. Saico aceptó la propuesta. Era joven, estaba formado y no tenía ningún vínculo sentimental tras haber roto recientemente con su novia.

Pero África no estaba preparada para dejarlo ir.

Al llegar a España en 2007, Saico recibió una llamada telefónica de su exnovia, informándole de que iba a ser padre.

Ahora, Saico tenía un propósito. Empezó trabajando con un grupo de sirios en la construcción instalando placas de yeso. Todos los meses, Saico enviaba dinero a su hija recién nacida, quedándose solo lo suficiente para el alquiler.

Al año siguiente, Saico consiguió que se aprobaran todos sus papeles en España y consiguió un trabajo en unos grandes almacenes. Por desgracia, se quedó en paro al poco tiempo.

“Me mudé a Portugal, donde vivían mi madre y su marido, porque no tenía trabajo y no tenía dinero para el alquiler o para enviar a casa a mi hija. Pero entonces, cuando me disponía a buscar trabajo, descubrí que mis papeles españoles no servían para trabajar en Portugal. No quería perder más tiempo sin hacer nada, así que volví a estudiar”, compartió Saico.

“Apenas hablaba portugués, pero me sentaba en la biblioteca a intentar descifrar los libros de texto, a pedir ayuda en internet para poder estudiar para mis exámenes. El problema era: aprobar el examen no significaba que tuviese trabajo y, si no lo aprobaba, no sabía cómo iba a poder conseguirlo”.

Diez días antes de su examen, Saico regresó a España. Para seguir apoyando a su hija, Saico pasó por el ayuntamiento para pedir un subsidio. Para concederlo, el gobierno necesitaba pruebas de que Saico enviaba dinero a África. Así que fue a la tienda Ria para pedir sus registros.

“El cajero me reconoció y me dijo que hacía tiempo que no me veía. Le dije que era porque no tenía trabajo y me dijo que le dejara mi currículum. Me contrataron una semana después, tras confirmar que hablaba siete idiomas y sabía algo de informática”, dijo Saico.

¿Lo mejor de todo? También aprobó el examen.

“Después de cinco años, volví a Senegal para ver a mi hija. Ya había pasado página en el plano sentimental, había tenido mis relaciones y ahora estaba en una relación comprometida con una mujer a la que amaba. Pero, cuando vi cómo vivía mi hija, sola en casa mientras su madre estaba en otra ciudad intentando ganarse la vida, tuve que tomar una decisión”, compartió Saico.

“Para mí, eso no era vida. No podía soportar ver a mi hija crecer como yo, sin sus padres. Así que, para romper esa tendencia, me casé con su madre y me las llevé a vivir conmigo. Podría haberme llevado solo a mi hija, pero eso no habría sido lo correcto. Además, aunque enviaba dinero cada mes, eso no significaba que supiera por lo que habían pasado. Obviamente, la otra mujer se sintió traicionada. Pero es un sacrificio que tuve que hacer para poder darle a mi hija lo que yo nunca había tenido”.

Ahora, la familia vive en España. Pero, por suerte, Saico actualmente reside en Lisboa después de que lo ascendieran a gerente de tienda. Aun así, viaja de un lado a otro tan a menudo como puede.

Cuando se le preguntó si regresaría a Senegal, dijo que sin duda está en sus planes para el futuro. Echa de menos la tranquilidad y admira el intelecto de sus gentes, que siempre trabajan duro para que el país siga progresando.

Cuando emprendimos nuestro viaje con historias de clientes, Saico fue la primera persona que se ofreció como voluntaria. De carácter fuerte y servicial, Saico personifica no solo el espíritu de Ria, sino también las cualidades de un verdadero migrante hecho a sí mismo.

Auténtico autodidacta, Saico ha dado la talla para afrontar todos los retos que se le han presentado.

“La vida siempre me tiene reservada alguna nueva sorpresa, pero me lo tomo con calma. No puedes dar marcha atrás. Siempre tienes que pensar que puedes hacerlo. Si no lo haces, te desmoronarás. He vivido mis cosas, como todo el mundo, pero no me quejo porque ahora estoy bien. Siempre pienso que todo sucede por una razón y que, si no pierdes la fe y nunca tiras la toalla, tarde o temprano llegará tu día y todo saldrá bien. Tienes que luchar por lo que es tuyo”.

Si quieres leer más historias como esta, te invitamos a ver nuestra serie The World We Share.

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